Ya desde hace tiempo venimos hablando de la importancia de comprar en el pequeño comercio, en el comercio de cercanía.
Los beneficios son muchos (calidad, buen trato, mejorar la economía del barrio, etc.), pero en esta ocasión queremos indagar en el por qué incluso las más convencidas todavía compramos de vez en cuando en grandes cadenas de supermercados.Y es que el pequeño comercio es quizás demasiado anticapitalista para nuestros ritmos de vida:
1. Esta forma de compra requiere bastante tiempo por dos sencillas razones: En primer lugar es que normalmente hay una sola persona para atender a varias, lo que conlleva turnos y tiempo de espera. La segunda es que, si se trata de tu barrio, es fácil que conozcas alguna de las personas que están esperando contigo y aunque no sea así, seguro que surge la conversación. Igual a veces prefieres estar escribiendo con el móvil a estar hablando de que se ha roto una cañería dos calles más atrás.
2. Tampoco podemos comparar la variedad que nos puede ofrecer un supermercado y sus cincuenta marcas de galletas, productos de limpieza y hasta pastillas para adelgazar; consumir es algo tan atractivo y satisfactorio que nadie puede resistirse.
3. Además está el tema del horario, qué decir de esto, normalmente un pequeño comercio abre de 9h a 14h y de 17h a 20h, por desgracia coincidiendo con muchos de nuestros horarios laborales, activistas y personales. ¿Cada vez tenemos menos tiempo? O el sistema actual nos empuja y premia dedicar más tiempo en lo productivo, minimizando aquellos espacios que mantienen la vida, las relaciones, los cuidados…
Mi abuela, la Sole, es una mujer muy sabia y un poco bruta veces, pero con muchos años de experiencia. A ella le da igual hacer esas colas, no comprar tantísima variedad y buscar trucos para adaptarse a los horarios.
No vamos a cambiar nuestra rutina de un vuelco, pero podemos ser creativas. Mi abuela cuando trabajaba, llamaba a Javier para que le dejara la compra en el bar Vistabella, donde más tarde la pasaría a buscar.
La confianza es la base del pequeño comercio, pero necesita de sosiego, de relaciones y cuidados, es decir, invertir tiempo. Necesita ponernos nombre y cara, gastarnos bromas, contarnos sus problemas y alegrías. Esto al final es ganar calidad de vida.
Estamos convencidas y queremos acabar con el capitalismo, por ello vamos a seguir trabajando y cambiando desde nosotras mismas y también junto a otras. Replantearnos nuestros tiempos es luchar.