La fiesta nos une, es un hecho, esto no es nada perverso, sino todo lo contrario. Las fiestas son momentos que nos dedicamos a nosotras mismas y a las personas con quien las compartimos. Momentos de alegría, de celebración, de relacionarse y compartir, especialmente cuando hablamos de unas fiestas populares.
Aterrizamos en un lugar, Zaragoza, y un momento, el verano del 2017. Hace calor y es tiempo de estar en la calle y disfrutarla, venimos de una intensa XXX Semana Cultural de la Madalena, quienes pasan el relevo al otro lado del Casco Histórico. Asociaciones, colectivos, grupos, entidades sociales y culturales, recursos técnicos, comercios y por supuesto vecinas y vecinos, del barrio de San Pablo, popularmente conocido por El Gancho, se remangan todas a una para dar vida otro año más a sus fiestas populares y autogestionadas.
Tras algún año de programación más calmada, el vecindario cogió fuerzas el pasado año a la voz de #SomosBarrio para dar luz más de una semana de eventos y actividades gratuitas que reúnen a todos los públicos durante más de una semana. Tras el buen sabor de boca, las vecinas ya cuentan los días para el arranque de este año, #Ganchovivo 2017.
Desde marzo cada dos jueves se queda para armar un intenso programa, reuniones con un valor más allá de lo organizativo, pues son un utensilio muy útil al barrio para conectar y colaborar en torno a temas y procesos de interés social y vecinal por los que pasa el Gancho.
¿Y qué es eso de autogestión? Aquí, cada una pone en la mesa sus recursos, habilidades y herramientas profesionales y personales para combinarlas malabarísticamente. Así, sin depender del dinero, se ponen en valor los propios bienes del barrio, eso son unas fiestas populares. Por supuesto, la toma de decisiones es asamblearia y consensuada y el resultado pertenece al barrio.
La autogestión es una opción tan enriquecedora que el Gancho ya no contempla otra forma de hacer, porque con ella se demuestra que cuando todo el barrio se organiza, implica y pone sus recursos a disposición del común, el resultado tiene el éxito casi asegurado. Porque son unas fiestas en las que la gente se siente representada, participando para su barrio.
Los días previos a las fiestas las vecinas se juntan para dejar más guapas las calles. decorándolas reutilizando materiales. Porque las fiestas no suceden en las casas, sino que son una herramienta para recuperar el uso del espacio público, y convertir las calles espacios para relacionarse.
Destacan muchos actos, pero las vecinas resaltan el dance, los vermús y comidas vecinales, el XX aniversario del Gancho, en que se premian a vecinas/os que tradicionalmente han cuidado el barrio desde la cultura, el Pasacalles donde todo el barrio colabora, o el Enganchaté donde el CSC Luis Buñuel se abre al Gancho con una jornada repleta de muestra de las actividades para el vecindario.
Este artículo es el resultado de un sentir comunitario, y recoge la visión de vecinas y agentes que han participado. Así, no puede acabar con otras palabras que no sean las suyas:
Estas fiestas son para…
«Aprender, apoyarnos y divertirnos»
«Cambiar la realidad y mejorarla»
«Crear sentimiento de comunidad»
“Queremos reivindicar que somos un barrio vivo, que somos #GanchoVivo”